Faltan unas semanas para la primavera, pero si tuviéramos que elegir un vino para inaugurar la temporada, sin dudas sería el último lanzamiento de la bodega Altos Las Hormigas: La Danza 2019.
Si bien en el Viejo Mundo los assemblage entre uvas tintas y blancas es una práctica muy difundida, para los consumidores argentinos todavía puede resultar una rareza. Así que, para nuestro mercado, este vino que acaba de presentar la bodega bien puede ser catalogado como un blend original.
Básicamente, porque en su composición, además de sumar dos clásicos de clásicos como Malbec y Bonarda, incorpora un porcentaje de una variedad blanca como Semillón.
Una interesante trilogía. Primero, por lo que simbolizan estas tres cepas: Malbec es la punta de lanza indiscutida de la industria vitivinícola argentina; Bonarda, en tanto, dada la gran superficie de viñedos que hay en el país, históricamente fue una variedad que (antes desde las sombras y ahora con más reconocimiento), se convirtió en protagonista de los vinos cotidianos. Y en cuanto al Semillón, es una cepa blanca con enorme historia en la Argentina, que vivió su época de auge y que ahora va por su revancha.
¿Qué propone este vino?
En segundo lugar, este blend funciona y lo hace muy bien: el toque de Semillón le da una frescura diferente. Pero arranquemos por el comienzo: en nariz, potencia los aromas frutados y los muestra en alta definición. La fruta roja manda y gobierna en la copa, sumando además frescos toques herbáceos. En boca, como decíamos, tiene una linda energía ácida, pero nunca va a incomodar a los paladares sensibles. La acidez está bien ensamblada. Además, pese a ser cosecha 2019, todavía se siente una ligera sensación petillant, reforzando ese concepto de frescura. Lo interesante es que tiene un ligerísimo graso, que le da peso y aún más balance.
Nosotros recomendamos beberlo apenas refrescado, como un Pinot Noir, y disfrutarlo en un almuerzo, bajo el sol del mediodía, para convertirlo en un hit esta primavera. ¿Su precio? $840.
Como datos extra te contamos que las uvas provienen de Luján de Cuyo y Valle de Uco y la cosecha se realizó de manera completamente manual. Con la idea de refozar su frescura, no tuvo paso por madera y se crío en pequeñas cubas de concreto.
Además, seguramente te llame la atención la etiqueta estilo vintage: fue creada por la diseñadora Laurene Chenè especialmente para este vino.
El concepto de este lanzamiento lo resumió muy bien Antonio Morescalchi, fundador de la bodega, quien destacó que «se trata de un vino que invita a ser degustado de una manera relajada y descontracturada. La Danza es un vino para tomar hoy, no para guardar o envejecer, es más frutal y con menos madera».
