Es una profesión relativamente nueva en el país aunque su aporte a la industria vitivinícola fue creciendo exponencialmente a tal punto que, para muchos, ya conforman un agente imprescindible para la difusión.
El trabajo del sommelier, más allá de asesorar acerca del vino, de guiar una cata u ofrecer distintas formas de maridaje, también se dedica a la hospitalidad y de agasajar con cortesía al comensal.
Históricamente el sommelier era la persona encargada de trasladar las pertenencias del noble, entre ellas su vino. Y además tenía la tarea de catarlo antes de su servicio, para conocer su sabor o para certificar que no estuviera envenenado, cuentan algunos historiadores.
Hoy se festeja su día en todo el mundo ya que un 3 de junio de 1969 nacía la l’Association de la Sommellerie Internationale, A.S.I. que agrupa a más de 55 países.
En Argentina –que también integra la agrupación mundial- cuenta con la Asociación Argentina de Sommeliers que cada año, organiza el Concurso Mejor Sommelier del Mundo con sede en Mendoza.
El sommelier no sólo debe catar sino también saber comprar y saber vender, descubrir los tesoros que se producen y no tienen mucha divulgación, cuidar el producto en el guardado pero también en el servicio.
En 2019, Valeria Gamper fue elegida la mejor sommelier de Argentina quien, recientemente en una charla virtual habló de su trabajo y valoró las uvas que se producen actualmente en Argentina.
“Variedades como el Cabernet Franc, y toda la diversidad de Criollas, rosadas, blancas y tintas, para mostrar que hay un gran patrimonio en este sentido”.
03/06/2020 fuente
