Especialistas contaron si realmente importa la copa o vaso en el que tomemos el vino. Cuál es la indicada para cada varietal. Por Sol Devia El degustar un vino es una experiencia placentera que involucra casi todos nuestros sentidos. Aunque cada vez queda más obsoleta la idea de pensar que para disfrutar de la bebida nacional se debe hacer en el momento ideal y bajo una atmósfera de majestuosidad, si es cierto que existen algunos factores que nos pueden ayudar a potenciar al máximo las sensaciones desde el primer al último sorbo. LA ELECCIÓN DE SU FORMA Y COMPOSICIÓN JUGARÁ UN PAPEL DEFINITORIO A LA HORA DE CATAR VINOS.GUSTAVO GUEVARA | LOS ANDES Uno de ellos es la copa o el vaso en el que se sirve el vino. La elección de su forma y composición jugará un papel definitorio a la hora de catar, sobre todo en la percepción de los compuestos aromáticos en el gusto. Dime qué vino tomas y te diré qué copa usar Cada estilo de vino tiene su copa ideal, incluso es posible encontrar algunas específicas para cada varietal. Si nos centramos exclusivamente en su forma, podemos dividir la estructura de la copa en tres partes: el cáliz o tulipa; el tallo o pie; y la base. Si se va a degustar vinos blancos, espumosos o rosados que requieren cierto frío, lo ideal es la elección de una copa con una tulipa o cáliz chica para poder conservar la temperatura del primer al último sorbo, comentó Cecilia Ruiz, directora de R Cristal, empresa mendocina de cristalería de alta gama que elabora las copas de la mayoría de las bodegas de la provincia. Por otro lado, si lo que se busca es enfatizar los aromas, como en los vinos blancos, lo mejor es una copa con el cáliz o tulipa más cerrada en boca. Un elemento muy importante que destacó la experta en cristalería es lo que se denomina cámara aromática. “La copa se sirve hasta el Ecuador, es la parte más ancha. Siempre es poco, porque necesitamos espacio para poder airear el vino. El espacio que queda entre el vino y el borde de la copa recibe el nombre de cámara aromática. Cuando el vino ya se expresó, algunos varietales como el Malbec lo hacen en capas, y si la cámara es alta voy a poder percibir estratos de aromas”, dijo Ruíz. “Si sirvo el Malbec en una copa sin cámara aromática voy a perder algunos aromas. No significa que está mal, pero la experiencia no es completa”, añadió. Por su parte, Ana Puelles, Licenciada en Enología, Magister en Gerenciamiento Estratégico y jurado internacional de vinos, Mencionó algunos ejemplos que podemos encontrar respecto a su forma: Borgoña, Burdeos, Cabernet Franc, Copones, Sauvignon Blanc, Chardonnay, etc. A esos, Cecilia Ruiz añadió algunos más como la copa Macaron, que es específica de maridaje, o las copas Reveal Up, que son copas triangulares o cónicas que presentan una cámara aromática grande con una boca pequeña. “Con esta copa se produce un efecto de decanter, lo que las convierte en las más adecuadas para vinos de añadas más antiguas o vinos más fuertes”, sostuvo Ruiz. En tanto, Rodrigo Kohn, sommelier de Trapiche, sostuvo que, a la hora de catar, dependiendo del formato y diseño de la copa se van a mejorar y enaltecer los aromas del vino. Una copa amplia nos va a permitir apreciar mejor las cualidades del vino. Para comprobar esto, el sommelier propuso hacer la experiencia de degustar simplemente agua en tres recipientes con diferentes anchos en su boca. “En la copa se va a poder notar más la parte salina, el potasio dará textura en boca y hasta podrán notar diferencia de temperatura. Lo mismo pasa con los vinos”. Cristal vs vidrio Al hablar de la composición de las copas o vasos nos encontramos con dos materiales: el cristal y el vidrio. Aquí, Cecilia Ruiz hizo una distinción entre ellos en algunos puntos básicos: la producción de la materia prima, el brillo y la sonoridad, la tonalidad y la transparencia. Sobre el primero de los puntos, en el cristal, sobre todo en el nacional, utilizan sílice, un compuesto que hace las veces del plomo. Esto influye directamente en el segundo de los aspectos: la sonoridad y el brillo que aportaba el metal es aportada por la sílice. El vidrio no tiene este compuesto ni otras materias primas que le den brillo y sonoridad, además se utiliza una gran parte de vidrio molido, es decir que se hace un gran reciclaje. Allí pasamos al tercer concepto. Es justamente por la reutilización del material que el vidrio puede presentar un mínimo de color. Esto va a incidir directamente en la experiencia de degustación porque puede modificar las características visuales del vino, dando lugar a una distorsión en el color. Una confusión recurrente entre los consumidores es que el cristal debe ser fino. “Se piensa que una condición sine qua non del cristal es que sea fino y eso no es así, puede ser más grueso y sigue siendo el mismo material”, explicó Cecilia y dio como ejemplo que algunas bodegas piden que las copas sean un poco más gruesas para poder extender su durabilidad. Otro punto importante en su fabricación es la boca de las copas: tenemos copas corte caliente y corte frío, en las primeras se presenta un borde, mientras que la segundas no. Para un vino lo ideal es la de corte frío, consideró la representante de R Cristal, pero estas copas son más caras porque implican más pasos en su elaboración. A la hora de la degustación, la copa de corte caliente va a provocar una distorsión, porque el borde provoca un salto a la hora de ingresar a la boca, pasando directamente de la mitad de la lengua hacia atrás. Esto hará que se reciban primero los sabores amargos, dejando de lado la parte dulce. Un poco de historia La forma de la copa fue mutando a lo largo de la historia. Rodrigo Kohn comentó que la diversificación de las formas comenzó a partir de Riedel, una fábrica austríaca que ha sido líder en la fabricación de copas. “Ellos desarrollaron un concepto y empezaron a estudiar sobre las modificaciones en la caída del líquido en la boca. Así notaron grandes diferencias en diferentes formatos. En función de todos estos estudios crearon una copa para cada estilo de vino. Teniendo en cuenta el viejo mundo, diseñaron así una copa para los Borgoña, otra para el Bordeaux y así para todos los estilos de vinos”, narró el sommelier. “Con la modernización y el ruido del nuevo mundo crearon copas para los pro-varietales: el Cabernet, Chardonnay, Syrah, Merlot. Con el éxito también llegaron copas del Torrontés y de Malbec”, sumó. ¿Se puede tomar vino sin copa? Ana Puelles recalcó que de ninguna manera la copa se vuelve un limitante para disfrutar de la bebida nacional. ¿Qué pasa si allí no tenemos la copa adecuada para la variedad que vamos a tomar? La respuesta de Puelles es muy clara: “Yo soy partidaria de dejar de poner al vino en un status que a la gente le da hasta miedo de tomarlo porque no tiene una copa adecuada”. Así, la enóloga comentó que para el consumo en casa todo sirve para tomar vino. “Si tenemos una copa técnica o un copón, muchísimo mejor, porque se va a poder apreciar todos los atributos de ese vino. Pero si de lo que disponemos es una copa normal o uno de estos vasos copones, también se puede apreciar y disfrutar del vino que se abra”, opinó. En el mismo sentido declaró Rodrigo Kohn. “Conviene la inversión en una copa de buena calidad porque cambia la experiencia de degustación al 1.000%. Eso no significa que el vino se pueda tomar de cualquier manera, pero ayuda a una experiencia diferenciadora”, dijo el sommelier y para cerrar consideró que, para todo tipo de vinos, inclusive los espumantes, prefiere hacerlo en copas o vasos de cáliz ancho. 22/11/2020 fuente